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Liderar desde el compromiso: Carolina Quintas y los nuevos rostros de la dirección escolar

El liderazgo educativo está cambiando, y con él, los rostros que encabezan nuestras comunidades escolares. Así lo revela el reciente reportaje de El Mercurio que destacó a más de 2.100 directores escolares millennials en Chile. Entre ellos, sobresale la figura de Carolina Quintas, directora del Colegio Bicentenario Aprender, ubicado en La Pintana.

A sus 37 años, Carolina representa una nueva generación de líderes que, lejos de replicar esquemas autoritarios, apuesta por una conducción participativa, inclusiva y profundamente comprometida con el cambio social y educativo.

Una directora que entiende los tiempos

En un contexto educativo marcado por la transformación tecnológica, la desigualdad y el cuestionamiento de las estructuras tradicionales, Carolina se ha posicionado como una voz clara y coherente. Desde su rol directivo, promueve el uso estratégico de la tecnología para mejorar el seguimiento del aprendizaje, tomando decisiones basadas en datos y poniendo a los estudiantes en el centro del proceso.

Pero más allá de las herramientas, lo que distingue su estilo es la forma en que se construye la autoridad: no desde el control, sino desde la legitimidad, el respeto y la coherencia.

“Hoy la autoridad se gana, y se tiene que legitimar”, afirma en el reportaje.

Un liderazgo con conciencia generacional

Carolina reconoce los cambios generacionales que afectan tanto al profesorado como al estudiantado. Sabe que su generación (los millennials) no es “mejor ni peor”, pero sí tiene una ventaja: puede comprender con mayor flexibilidad las influencias tecnológicas y los valores socioculturales que configuran a las nuevas generaciones.

Esta apertura al cambio no es solo un rasgo personal, sino una herramienta de gestión, que le permite adaptarse rápidamente, construir vínculos más horizontales con los equipos docentes, y responder con creatividad a desafíos estructurales como la desvalorización del rol de la escuela o la rigidez normativa.

Los desafíos estructurales no se enfrentan solos

Uno de los puntos más lúcidos de Carolina en el reportaje es su crítica al sistema que exige avances, pero no siempre entrega las herramientas para lograrlos. La burocracia, la falta de acompañamiento técnico y las estructuras inflexibles son algunas de las barreras que enfrentan directores y directoras que quieren innovar.

Por eso, sostiene que es fundamental un cambio de enfoque: más que pedir resultados inmediatos, el sistema debe apostar por fortalecer la formación y el acompañamiento de los líderes escolares. Solo así podrán sostener los procesos de mejora a largo plazo.

Conclusión: liderazgo desde la empatía y la acción

El testimonio de Carolina Quintas no es solo inspirador: es una señal clara de que el liderazgo escolar está cambiando. Ya no se trata solo de administrar, sino de transformar. De escuchar. De construir comunidad. De asumir con convicción que la escuela puede y debe ser un lugar de cambio social.

En tiempos en que la educación requiere más humanidad, más tecnología con sentido, y más liderazgo con propósito, directoras como Carolina Quintas están marcando el camino.